Se puede decir que cada territorio italiano tiene un paisaje característico propio, un lenguaje, una gastronomía, una tipología de agricultura, un modelo de asentamiento habitativo, momentos salientes del año como fiestas y solemnidades, y todo esto es, claramente, el producto de la geografía y de la historia vivida por las poblaciones que allí han habitado.
Pero no hay que olvidar las muchas empresas agroturísticas que tienen su sede en los alrededores de las grandes ciudades y que ofrecen la posibilidad de vivir una experiencia en el campo, o simplemente adquirir especialidades alimenticias o comidas, con trayectos cortos desde las zonas urbanas y con la posibilidad de quedarse sólo pocas horas.